sábado, 29 de mayo de 2021

La elaboración de un estudio genealógico

 La realización de un árbol genealógico es una tarea ardua y extensa, cuyo resultado final nunca será el esperado, pues por el camino nos encontraremos con grandes dificultades para elaborarlo, como puede ser la falta de documentos necesarios para su completa elaboración, o el difícil o nulo acceso a ellos, amén del tiempo necesario para su realización. Otro punto importante a tener en cuenta es que aun existiendo documentación para consultar, nos encontramos con datos pocos fiables o ligeros.

Si retrocedemos en el tiempo en busca de “nuestros antepasados” podríamos afirmar que hasta finales del primer cuarto del siglo XVIII los datos obtenidos son bastante fiables, pero ir más allá exigirá un estudio más riguroso por diferentes causas, las cuáles aquí enumeramos:

1.       Muchas parroquias no conservan documentación anterior al siglo XVIII. Esto es debido a muchas causas, como el deterioro de los libros, la supuesta destrucción realizada por los franceses o por los propios vecinos, o por encontrarse en manos de instituciones o particulares.

2.       La información apuntada en los libros parroquiales anterior al primer cuarto del siglo XVIII apenas contienen información. En el caso de los bautismos no aparece el nombre de los abuelos, e incluso no aparece el apellido materno. En los matrimonios no se menciona el nombre de los padres. Todo ello siempre dependiente de la persona que hiciera el apunte de la partida, habiendo casos en los que se acompañan muchos datos familiares, por diferentes causas, como pueden ser la diferenciación familiar o de estado.

3.       Muchas partidas no aparecen en los libros parroquiales, bien por olvido del párroco o por pérdida del apunte donde se hizo. Esto es mucho más acusado en los libros de difuntos.

4.       Los errores en las partidas, como pueden ser nombre o apellidos equivocados.

5.       La repetición de nombres y apellidos entre los vecinos de un pueblo. Es común encontrarse con tres o cuatro personas  con el mismo nombre y primer apellido en un periodo inferior a treinta años.

6.       Otras causas.

Con todo esto no quiero desanimar a nadie, pues este “trabajo” puede ser una actividad de ocio que ayude a activar nuestra memoria, a conocer nuevas personas y lugares, a ahondar en el conocimiento de nuestros pueblos, e incluso, a descubrir algo que no sabía nadie…

Para aumentar el número de generaciones en nuestra base de datos deberemos recurrir a otros documentos, distintos a los tres conocidos de bautismos, velados y finados:

1.       Entre los libros parroquiales existen fundaciones, apeos, memorias de misas, elección de sepulturas, y otros documentos que nos ayudarán a encontrar lo que buscamos. Sirva de ejemplo la fundación de una capellanía, pues suele venir acompañada con información familiar del fundador, llegándose a mencionar hasta seis generaciones de un mismo árbol familiar. Podremos encontrar a su vez documentos de ventas o testamentos.

2.       Documentos conservados en los ayuntamientos. En el caso de los pueblos no es fácil encontrar documentación anterior al siglo XVIII, y en caso de existir suelen ser apeos y juntas del ayuntamiento. En casos excepcionales se pueden encontrar copias de otros archivos localizados en las parroquias, como puede ser la fundación de una capellanía, en la que el fundador mandó hacer duplicado para el mismo ayuntamiento.

En el caso de Ubierna, por ejemplo, nos encontramos con el libro de la Junta de Hijosdalgo de la Merindad de Río Ubierna, en el cuál se conserva el nombre de los vecinos hidalgos que acudieron a sus juntas desde 1578 hasta mediados del siglo XIX, faltando el apunte de algunos años. Entre la información que puede aportar está el año de la admisión, pues en el siglo XVII solía ser muy cercana al año de casamiento, la relación con una firma, la mención del padre o hermano, …

3.       Protocolos notariales conservados en el Archivo Histórico Provincial. En este lugar  podemos encontrar el documento que más información nos puede aportar, el testamento, pero también otros importantes, como la fundación de un mayorazgo o documentos relativos a un censo.

    Igualmente importante serán las firmas que allí contenidas, pues podrían ayudarnos a diferenciar  personas con el mismo nombre y apellido.

En el A.H.P. de Burgos encontramos un gran número de protocolos notariales, pero no todos los que se han producido en la provincia de Burgos. Sirviendo de ejemplo el caso de nuestra Merindad de Río Ubierna, nos encontramos que apenas se conservan siete legajos de dos escribanos de la Jurisdicción (Juan López Barona y Jacinto Rodríguez) de fechas anteriores a mediados del siglo XVIII, cuando sólo en el lugar de Ubierna hubo al menos siete escribanos durante el siglo XVII.

Un buen dato que nos ayuda a darnos cuenta de la cantidad de información que se ha perdido es una visita que se hizo en 1750 a la casa de Mateo Rodríguez y de Güemes, vecino de Ubierna, en cuya casa se encontraban los registros notariales de su abuelo materno (Andrés de Güemes), bisabuelo (Andrés de Espinosa), y tatarabuelo (Diego de Güemes), también maternos, cuyos protocolos ocupaban más de seis de metros de estantería. Y tengamos en cuenta que era hijo (de Francisco Rodríguez), sobrino (de José Rodríguez) y primo (de Jacinto Rodríguez), escribanos también; así como lo fue después su sobrino (Francisco de Güemes). Seguramente no se haya conservado ni el cinco por ciento del total comprendido entre el siglo XVI y mediados del siglo XVIII en la Merindad de Río Ubierna.

4.   Documentación conservada en diferentes instituciones cuya visita supone un gasto económico y de tiempo que no todos pueden asumir, y siempre teniendo en cuenta que no todos son de libre acceso. El recurso más utilizado el el portal  P.A.R.E.S. del Ministerio de Cultura, con acceso a la digitalización de grandes volúmenes de información, como pueden ser el Archivo General de Indias, Real Chancillería de Valladolid y de Simancas. Podemos consultar los pleitos de hidalguía completamente digitalizados en la web de los mormones. 

La posible ascendencia Real de nuestros vecinos

Cuando realizamos un estudio genealógico nos solemos encontrar con muchas sorpresas por el camino, una de las más habituales es darte cuenta de los grados de parentesco con otras personas con las que más o menos tenemos cierta amistad u otro tipo de relaciones. Sin embargo, hay un resultado de nuestra búsqueda del que más gusta presumir o ensalzar, los personajes históricos.

El caso que vamos a tratar en este artículo es la conexión entre vecinos de nuestra Merindad y su posible ascendencia Real. Para ello recurrimos a dos libros de siglos pasados.

1. El primero de ellos es el nobiliario de Luis Barona de Sarabia (1). En ella se menciona levemente una línea genealógica de los Barona, señores de Villangómez, que enlaza con dos familias presentes en nuestra Merindad, gracias al matrimonio de María Barona  con Francisco de Mata, vecino de Celadilla Sotobrín, y de Catalina de Ubierna con Pedro de Medinilla, vecino de Ubierna, y que analizaremos de forma ascendente.

·         María Barona y Catalina de Ubierna eran hijas de Juan Rodríguez de Ubierna, señor de la casa solariega del Cubo en el lugar de las Rebolledas,  pariente mayor del apellido  cercano al Adelantado de Castilla, y de Isabel Álvarez del Castillo Barona (1).

No se conservan las partidas de velados de ambos matrimonios, pero sí la relación de ambas hermanas en diferentes bautismos de sobrinos en el lugar de Ubierna, donde María Barona es llamada también María de Ubierna, mujer de Francisco de Mata. Así como la relación de consanguinidad de Juan López de Medinilla y de Ubierna, hijo de Pedro y Catalina, con doña Ana Rodríguez de Ubierna y de Mata, su tercera mujer.

Isabel del Castillo aparece como madrina en el bautismo de un nieto en 1568.

Juan Rodríguez de Ubierna era conocido como el maestresala del Condestable por sus convecinos, y aunque tuvo su residencia en las Rebolledas, las labores de su cargo le llevaron a tomar residencia en diferentes lugares, como también ocurrió con sus familiares, siempre cercanos a los Señores, ocupando cargos de mayordomía, escribanía, u otros, como hombres de cámara en la corte.

 El estudio genealógico de esta antiguo y reconocido solar de los Ubierna será publicado en un futuro artículo, al igual que los Medinilla, Mata y Ruiz de San Cibrián.

·         Doña María de San Cibrián Barona casó con Fernando Álvarez del Castillo, vecino de Montuenga, junto a Lerma, y tuvo a doña Isabel Álvarez del Castillo (1).

 

Poco podemos aportar sobre Fernando. Sabemos que un Fernando Álvarez del Castillo compró la torre y heredamientos del lugar de Quintanaortuño a los descendientes de Juan Ruiz de San Cibrián, nieto de quien hablamos en el siguiente punto; pudiendo ser cuñado de Juan Rodríguez de Ubierna.

En los libros parroquiales de Montuenga encontramos el matrimonio formado por Hernando Álvarez del Castillo e Isabel de Lerma, con descendencia en el año 1578, seguramente descendiente del que aquí hablamos.

Torre de Quintanaortuño


Este sería un punto de conexión en la posesión de la Torre por parte de los Mata de Celadilla Sotobrín.

 

·         Doña María Barona, hija menor de Luis Barona, Alcalde Mayor de Burgos y señor de la casa de Villangómez, y de doña María de Pontedura, casó con Juan Ruiz de San Cibrián, señor de la torre y capilla de Quintanaortuño…  tubo doña María Barona de su marido Juan Ruiz de San Cibrián tres hijos y una hija,…Hernando…, Alonso clérigo, … Martín…,  la hija fue María Barona. (1)

 

Según nos alejamos en el tiempo se hace más difícil encontrar documentación que nos ayude a verificar datos aportados en el libro de don Luis Barona. No encontramos nada acerca de este Juan Ruiz, pero sí de sus hijos.

Hernando Ruiz de San Cibrián fue vecino de Quintanaortuño y falleció en 1511, y sus hijos Juan y María Barona fueron deudores de sus misas (3). Juan mandó misas por su tío Alonso Ruiz de San Cibrián, clérigo del lugar de Quintanaortuño (3) (4).

 

·         Doña Isabel Barona, hija de Pedro Barona, Alcayde del castillo de Burgos y señor de la casa y solar de Villangómez, y de doña Elvira Álvarez de Saavedra y Toledo, casó con el licenciado Andrés López de Castro, Alcalde mayor de Burgos y del Consejo del Rey y su Oidor, tuvo a Luis Barona que sucedió a sus padres… (1)

2. El segundo libro al que recurrimos es el escrito por don Juan Félix Francisco de Rivarola y Pineda (2).

·         Sancho Fernández de Castro fue Alcalde mayor de Burgos, casó con doña María Fernández, padres del licenciado Andrés López de Castro, Oidor de la Audiencia del Rey…

·         Don Pedro Álvarez de Castro, hijo de don Álvar, y hermano de don Alonso, señor de Castro Verde, que quedó en Castilla a cargo de su madre doña Juana Carrillo, fue comendador de Mora…, casó con doña Constanza de Lucio, padres de… Juan López de Castro, Alcalde mayor de Burgos, padre de Sancho…

Si continuamos consultando diferentes publicaciones sobre esta antigua familia de los Castro enlazaremos por línea materna con don Sancho IV, Rey de Castilla, o con Alfonso IX de León, no queriendo ahondar en el estudio de estos datos, difíciles de verificar, y que se escapa de las intenciones de quien escribe estas palabras.

Quiero dedicar este artículo a mi buen amigo el doctor Pablo Santamaría Arnáiz, que ha dedicado más de cincuenta años a completar su árbol genealógico, y que pacientemente ha ido insertando estos últimos datos.

(1) Origen y descendencia de diferentes familias y casas de España que escrivió Dn. Luis de Varona de Sarabia, Cavallero de la Orden de Alcántara y Oydor del Consejo Real de Hacienda. Real Academia de la Historia - Signatura: 9/221- Signatura antigua: C-1

(2) Monarquía española, blasón de su nobleza...: parte segunda. Autor don Juan Félix Francisco de Rivarola y Pineda. En google books

(3) Archivo Diocesano de Burgos. Libros parroquiales de Quintanaortuño.

(4) Archivo Histórico provincial de Burgos. Testamento de Juan Ruiz de San Cibrián.